Jesús Sánchez Pinedo, en Otra estúpida novela pretenciosa, realiza un ejercicio experimental con el texto literario que lo lleva a transgredir todos los límites imaginables. Se aventura en diferentes mecanismos conocidos, como puedan ser la escritura automática, el onirismo, la torsión o los juegos dadaístas, sin anclarse a ninguna fórmula preestablecida, y arribando a puertos que seguramente no imaginaba al comenzar a escribir.