Pisando la arena del mar no se van de mi los años de juventud, podrán pasar siglos, pero mientras tenga vida siempre tendré la imagen y el nombre de aquel lugar. Dame las palabras de aquella primera vez, en que el viento de la costa frío no vaciló en hacerme temblar ante un futuro inminente y desconocido. Mar de invierno, las aguas heladas y el viento del norte golpean tu cara, aquí es el lugar destemplado que rasga la piel atravesando la carne llegando al duro hueso. Quebrando mi cuerpo y dejando insensible mi piel. Viento del norte.