Entrar en el mundo pictórico de Armando Romero es entrar en un mundo que se ha ido llenando, arreglando y transformado con el paso del tiempo. Es un mundo complejo con muchos y distintos elementos, temas y propósitos entrelazados. Del mismo modo, es un mundo con un sin fin de capas estructurales, que cambian y se interconectan entre ellas. Un mundo-red en el que el tiempo, los conceptos y una muy compleja sensibilidad modifica, ata y redefine dichas capas. Un espacio que nos parece, al mismo tiempo, estable y turbulento. Un mundo de tonos y matices que constantemente juega con nuestra sensibilidad y nuestros sistemas simbólicos.