Agobiado por la cultura y aturdido por los avances científicos y tecnológicos, el hombre moderno experimenta cada día más su falta de Sabiduría. Y cuando al fin puede tomar contacto con aquello que tanto busca y desea, entonces normalmente le proponen teorías y especulaciones que en la mayoría de los casos son productos de personas inteligentes, aunque carecen de la base que las una y las vincule a un sistema de Sabiduría que extienda sus rayos y abarque todos los campos de la vida. La ética del Sinaí, basado en el tratado de la Mishná denominado Pirkei Avot, reúne las enseñanzas éticas de los sabios de Israel, instrucciones que buscan revelar al hombre el camino de la perfección. El Talmud enseña que "el que quiera ser piadoso, que cumpla entonces las enseñanzas del tratado de Avot". No obstante, el tratado comienza aclarando, antes que nada, que las enseñanzas de excelencia que presenta no reflejan opiniones personales, sino que "fueron entregadas a Moisés en el Monte de Sinaí." Además, La ética del Sinaí no sólo presenta un resumen de esta Sabiduría eterna sino que la acerca al lector gracias a las alegorías y parábolas del Jafetz Jaim, uno de los sabios más colosales de todos los tiempos.