Diego se volvió feroz. Se le hizo fácil desquitarse del abusón del colegio de un modo nada pacífico. Y claro, es Diego a quien han castigado, no al otro. Es lo malo de tener un gran brazo: a veces sirve para ser buen pitcher, como él, pero también puede servir para propósitos oscuros. Tampoco se lo puede culpar: tiene en la cabeza su futuro como beisbolista en potencia. los problemas de sus amigos y hasta los de su familia. Necesita algo de orden, poner tantas ideas, tantas palabras en algún lado, como en este libro.