El acoso laboral no es un problema nuevo en México, pero sí lo es el trato que empieza a dispensarse por la doctrina, la jurisprudencia, la legislación y las políticas públicas. Este cambio viene de la mano de una precariedad en las relaciones laborales y de la inseguridad en su permanencia. Se deja a muchos trabajadores a merced de la "ley de la selva" en donde los más agresivos permanecen en la fuente de trabajo y los demás deben ceder ese "espacio vital" que los acosadores necesitan.