Gabriel Wolfson cree que una literatura que no se las ve con lenguaje no es literatura. Por eso, su sospecha frente a la certidu bre de la trama es radical. Cuidadoso de la complejidad de sus fras (que avanzan como anélidos mientras se repliegan), ha creado u forma, fundada en la postergación, que desmantela los principi e de esa vulgar forma atávica a la que rinde culto el mercado. Es va hablar de anécdota o argumento en el caso de Wolfson. La histor) está y no está. Es decir, está pero como si no estuviera. Todo en s relatos, como en los tribunales de Kafka, es antesala, un laberin sembrado de desviaciones cuyo propósito es retrasar (hasta absurdo o la locura) la llegada a un centro que se ha perdido.