Podría decirse que desde su juventud, y quizás desde antes, Borges no pasó un instante sin pensar y tramar su literatura. Hay pocos ejemplos de escritores donde la vida y los libros se fundan de manera tan radical, dejando su historia en segundo plano, como el tiempo indispensable para que esos libros se piensen, se intuyan y se escriban. Eso y el entorno natural de tal destino (las lecturas infatigables, las tertulias, el trabajo en editoriales) podrían resumir, en teoría, la vida de Borges. Pero sólo en teoría. Nacido en 1899 en Buenos Aires y muerto en Ginebra en junio de 1986, Borges, además de haber sido un escritor inigualable, el más grande del siglo XX en habla castellana, fue un ser humano con pasiones y tristezas, alguien con posturas políticas que más de una vez generaron asombro.
