Cuando Lola Goizueta, una reconocida y atractiva ejecutiva, aparcó su brillante carrera, estaba convencida de que se merecía ese tiempo sabático para dedicarse, por una vez en la vida, a su familia, su marido y sus hijos. Su estancia en los Emiratos Árabes le permitiría dedicarse en cuerpo y alma a lo que era realmente importante.