A veces me despierto en las noches de lluvia, cuando las gotas golpean contra los cristales, tanteo buscando mis zapatillas y meto los dos pies a la vez en ellas. Abro la ventana, aspiro profundamente el aire limpio y miro hacia el taller de zapatería. El taller está en la oscuridad, envuelto como en una manta y espera a que, por fin, se haga de día. Pero sobre él, muy pegado a la copa de los árboles, vuela el señor Maurice Havivel, con una fila de puntas en la boca y, en cada mano, un zapato blanco como la nieve. La historia de Hadara, una chica que quiere huir de la estrechez de su mundo