ITURRIAGA DE LA FUENTE, JOSE NAZARIO
"Uno de mis recuerdos más remotos es que nunca le pidiera dinero a mi madre para comprar dulces... sino para antojitos mexicanos, que ella y yo compartíamos (y a menudo seguimos haciéndolo, a sus 90 años de edad). Entre nuestros favoritos estaban los pambazos de doña Bartolita, una gorda viejecita de cabello totalmente blaco, medio encorvada, que ponía su anafre con carbón en la puerta de una vecindad coyoacana, de la calle de Tres Cruces, en la ciudad de México. Eran unos pambazos pequeños, mojados en salsa de chile guajillo, rellenos de longaniza revuelta con papa picada, fritos en manteca de cerdo; les agregaba lechuga también picada y rajitas de chile chipotle adobado [...]"
