"Hacia fines de 1943, los panfletos antisemitas que Céline había publicado le vuelven como boomerangs en forma de amenazas de muerte: cartas, pequeños ataúdes, granadas y navajas habían empezado a formar parte de la correspondencia que le llegaba a su departamento en París. Céline huye con su mujer a Copenhague, donde es arrestado y sentenciado a pasar dieciocho meses en prisión en el pabellón de los condenados a muerte. Cumplida la pena, con pelagra, eczemas, reumatismos y varios dientes menos, se recluye en una choza al borde del Mar Báltico, y desde allí escribe y prepara su golpe de retorno al centro de la escena literaria francesa.