En estos desternillantes cuentos, el genial cineasta arremete contra los intelectuales pedantes, el psicoanálisis, la filosofía o el cine de Ingmar Bergman; se burla de la Revolución mexicana, la amenaza de los ovnis o el mundo del teatro, y ofrece estrafalarias reflexiones sobre los temas que más le obsesionan: las mujeres (o la falta de ellas), el amor e, incluso, Dios y la muerte.