En los ensayos que conforman esta obra colectiva queda de manifiesto que los errores en el pasado de la humanidad que han costado la vida de inocentes no han sido superados y que renovadas formas de terrorismo aparecen de manera constante. Los genocidios, las matanzas y las violaciones de los derechos humanos necesitan explicarse y contextualizarse. De lo contrario, vivir siempre será reincidir. No basta, entonces, con la mera evocación del sufrimiento humano ni mucho menos con creer que la paz es un estado original paradisiaco o un conjunto de simples acuerdos acerca de convivencia organizada, pues un soplo será suficiente para romper sus reglas. Es en la cultura, no en las ideologías, donde hay que rastrear los detonantes de la guerra y la violencia que ejercemos contra los otros y contra nosotros mismos. De ahí la urgencia de este libro, porque todo empieza con el abuso y termina en el genocidio, efectivamente. Partiendo de estas ideas, diversos autores reflexionan en torno a los alcances y las limitaciones de la justicia internacional en materia de crímenes contra la humanidad, la desaparición forzada, el sistema jurídico-político nazi como experiencia social, y analizan las experiencias de Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina, Guatemala, Colombia y Ruanda, así como el genocidio armenio de 1915 y la bomba atómica de 1945.
