La muerte ha sido una presencia constante en la literatura universal: a través de la escritura, el ser humano ha canalizado su temor y su fascinación por esa sombra que nunca le abandona. Un caso excepcional es el de Pedro Antonio de Alarcón; los relatos incluidos en Dos versiones de la muerte conjugan elementos tan autobiográficos que no es aventurado decir que ambos surgen del momentáneo encuentro con la muerte. Tan salvadora como terrible, ella es la protagonista en estas páginas emblemáticas de la literatura hispánica decimonónica.