Waugh comienza su relato autobiográfico con su herencia, escribiendo sobre hombres y mujeres energéticos, literarios y a veces excéntricos que contribuyeron a su genio. Tuvo una infancia familiar convencional, aunque los años escolares que le sucedieron y que pasaría en Hampstead y Lancing, los recuerda con cierto dolor. Su vida como estudiante en Oxford fue en esencia un catálogo de amistades, un mundo exclusivo que rememora con elegante ingenio y precisión. Finalmente, concluye con sus experiencias como maestro en una escuela preparatoria en el Norte de Gales que le inspiraron su primera novela, Decadencia y caída.