Los padres acuden a la consulta del psicólogo cada vez más porque no pueden ejercer un adecuado control de sus hijos pequeños. En la adolescencia, asimismo, no faltan oportunidades para que se vean desbordados y desesperanzados. A ello se suma su excesivo tiempo dedicado al trabajo, las prisas día tras día, las muchas y variadas tareas a las que atender... que les abocan a menudo a esas reacciones de ira que tan poco contribuyen a la armonía familiar. En todas las etapas, cuanto más eficaces quieran ser los padres en sus acciones, más necesitarán controlar sus propias emociones.