Conciliar los negocios con la ética no es cuestión fácil, dadas las dificultades impuestas por la cultura contemporánea y las resistencias de las organizaciones y profesionistas comprometidos con sus objetivos y metas que violentan los principios de honestidad, equidad y justicia. Precisamente ha sido la falta de aplicación y práctica de esos preceptos lo que ha dado origen a la crisis financiera global, aún no resuelta del todo. Pensar que la misión de la empresa, del tamaño que sea, es solo generar utilidades para sus propietarios o accionistas, es circunscribir su actuación a fines meramente egoístas. Hoy todas las organizaciones están comprometidas con la creación de empleos, el equilibrio ecológico, el respeto a los derechos humanos y el bienestar de la sociedad en todos los órdenes.