Denostado por casi todos, reducido a la caricatura de trazo grueso del peyorativo que deriva de su nombre, Maquiavelo pervive impasible al paso de los siglos. Es posible que El Príncipe esté escrito con 'el dedo del diablo' (como decían los jesuitas), pero sigue señalando firmemente los límites del campo de juego donde se dirime la lucha política en el siglo XXI. Y nada mejor que recurrir al original para comprobarlo. El clásico, en nueva traducción y complementado con mapas conceptuales, se presenta en este volumen acompañado de los Capitoli, cuatro poemas poco conocidos de un moralismo tan desencantado como los tiempos que corren.