Este libro surge de una colaboración entre los autores, pues ambos están interesados en la relación entre la historia y la filosofía de la ciencia, de la cual han escrito desde diferentes perspectivas sobre la importancia de esa relación para la filosofía. Lo que promueve el enfoque del que trata este libro y, en particular, la importancia de tomar en cuenta la dimensión cognitiva para explicar el pluralismo que se ve asociado a una filosofía (naturalizada) de la ciencia centrada en prácticas. En un sentido amplio, el enfoque en cuestión consiste en explorar desde muy diversas perspectivas el valor cognitivo-epistémico de la dimensión práctica del conocimiento científico.
En este libro se promueve una epistemología que no sigue el lema de "mientras menos mejor", sino el de "organizar nuestros recursos epistémicos de manera que se genere entendimiento".