En la génesis de este texto se esconde el deseo de entretener a un niño. En 1880, durante unas vacaciones en su Escocia natal, el escritor Robert Louis Stevenson imaginó y dibujó el mapa de una misteriosa isla, como pasatiempo para el pequeño Samuel, su hijastro. Desde su primera edición por entregas,áLa isla del tesoroáno ha dejado de entretener a sucesivas generaciones con una historia de aventuras narrada a través de la mirada de un niño: Jim Hawkins.