Un fracaso que estaba anunciado aun antes de empezar, una piscina sin agua a la que te tiras sabiendo que el golpe va a ser duro. Caer y levantarte. Arroparte en aquellos ojos azules que te abrazan, en aquella mirada cómplice. En la lujuria de una tarde de domingo en compañía. Volver a caer en brazos de la persona menos indicada, pecando, dejándote llevar más de lo que debes. Perderte hasta encontrarte, dejarte ayudar. Quererte a ti misma, con mucho amor propio. Sentirte sola, darte cuenta de que no lo estás. Acabar encontrándote, en ti misma y en la persona correcta. Dejarte querer de la forma más sana posible. Darte cuenta de que no se trata de compartir tu vida con alguien, sino de tener tu vida y compartir un pedacito de ella con una persona que realmente valore ese trocito de vida al que dais sentido cuando estáis juntos. Querer mucho, y muy fuerte. Primero a ti, y luego ya veremos.