En La voz del silencio, Madame Blavatsky nos da perlas de sabiduría, derivadas de una selección del Libro de los preceptos de oro, obra fundamental para los estudiantes de misticismo en Oriente y que ha resultado muy provechosa a los pocos místicos de la sociedad teosófica.
“A menos que el ser humano persevere formalmente en la búsqueda del autoconocimiento, jamás escuchará de buena gana reflexiones y enseñanzas de este tipo”, nos dice Blavatsky, adelantándose al posible conflicto de lo que ella plantea frente a la superficialidad del pensamiento egoísta de los hombres de occidente.