Los últimos quince años han sido testigos del despertar del así llamado por l.A. Coffa u00abel gigante dormido de la epistemología analíticau00bb, el problema de lo a priori. La mayoría de las interpretaciones que se han ofrecido sobre el tema se mueven en el horizonte de los problemas concernientes a la analiticidad, o a versiones semanticistas o pragmáticas. El presente libro, tanto en su vertiente histórica como propositiva, encara un aspecto de la noción omitido en las consideraciones actuales; a saber, la vieja idea kantiana de que lo que los principios a priori constituyen es la experiencia. Se revisa una tradición de filósofos que, enfrentados a los cambios profundos ocurridos en las matemáticas y la física de los siglos XIX y XX, específicamente el surgimiento de las geometrías no-euclidianas y la teoría de la relatividad, reaccionaron de una manera u00abkantianau00bb al mantener la idea de lo a priori constitutivo, al tiempo que sometieron a escrutinio crítico la naturaleza de dicha noción.El resultado consistió en una creciente liberalización del contenido de lo que se considera a priori, a fin de hacerlo compatible con el fenómeno del cambio conceptual. Así, lo a priori se fue convirtiendo en algo meramente formal como teoría del orden de lo dado en la experiencia. La tradición que se menciona incluye a filósofos como Helmholtz, Poincaré, Cassirer, Reichenbach y Carnap. Desde el punto de vista propositivo, se esboza una concepción de lo a priori constitutivo que se inscribe dentro de esta línea de investigación. Se parte de la idea de que los productos fundamentales de la cognición exhiben la característica fundamental de la simetría (o invariancia), y se propone que el concepto matemático de grupo puede servir para reconstruir la función conceptual constitutiva básica responsable de ese diseño de la experiencia.
