Te darás cuenta que te perdiste del goce, del disfrute de vivir el instante. Sin enterarte que la vida y cada experiencia que viviste eran un obsequio. un regalo que ni te diste la oportunidad "de abrir". Es más, "ni estuviste en la fiesta". Pero sólo un día, cuando ya no esté yo, o tú te estés marchando, te darás cuenta.