Todas y cada una de las mujeres poseen una sabiduría eterna, su instinto es poderosísimo y su creatividad no tiene límite pero la sociedad en su afán de civilizarlas, les ha impuesto roles que las alejan de sus dones internos y esto hace que su naturaleza salvaje esté en peligro de extinción. Existe la creencia de que ser amorosa es un símbolo de debilidad. Pero la autora establece que las personas más amorosas son las más feroces pues son capaces de enfrentar cualquier batalla. Les interesa preservar y proteger la poesía, la música, las ideas, los elementos, los niños, los inventos, los deseos, los sueños y los bailes, y protegen todo lo sagrado en la tierra, sus esfuerzos son para evitar que la humanidad desaparezca
