El tiempo aparecía en la mente de Lovecraft como la cosa más profunda, dramática, espantosa y terrible del universo. Deseaba evitar los estragos del tiempo creando ciudades intemporales donde no se produjeran cambios, por eso apeló a los sueños. Pero su intento de lograrlo resulta en la mayoría de los casos baldío, produciéndose la victoria de aquél, descubriendo que muchos de sus protagonistas están emparentados genéticamente con antepasados monstruosos que se alimentan de ellos.