A la altura de los tiempos que corren, Por favor, rebobinar interroga el presente desde la perspectiva de diversos protagonistas /hombres y mujeres inscritos en una dudosa modernidad /. Rescata, más que una moraleja redentora, una viva y angustiante sensación de enajenación, único y acaso último vínculo con la realidad. Por favor, rebobinar desactiva la tradición de los grandes relatos abriendo paso a un discurso que opera con el vértigo de un videoclip: un proceso de centrifugado de ilusiones e ideologías que, en décadas anteriores, probaron su incompetencia.