A lo largo de la historia, el ser humano no ha tenido en cuenta su dimensión psicológica. Los padecimientos mentales se explicaban en el pasado a través de posesiones diabólicas o, en el mejor de los casos, por el deterioro cognitivo. No fue hasta el siglo XIX que se empezó a hablar de "trauma", y solamente desde los años 1980 que se trabaja sobre la idea de "resiliencia": la capacidad de retomar la vida tras experiencias traumáticas o condiciones adversas.