Debe pensarse que el simple hecho de que alguien se plantee tal cuestión está revelando, por un lado, la existencia de una multiplicidad de opciones: no hay un solo modelo, manifestación ni uso de la lengua española. Por otro lado, se está poniendo de manifiesto que la información de que se dispone no siempre es suficiente o adecuada. En ocasiones no lo es porque el profesorado no está lo suficientemente bien formado; otras veces la dificultad se debe a la escasez de los datos disponibles o a la propia complejidad lingüística del asunto.