Se trata de un texto teñido de nostalgia y de un cierto fatalismo en el que se traslucen ya temas radicalmente contemporáneos, como esa preocupación tan actual por la fragilidad de la naturaleza o por la enorme capacidad del ser humano para transformar su entorno. Quizá esa nostalgia por lo intocado y virgen no sea sino una metáfora inconsciente de su añoranza por el viejo orden social irremediablemente perdido, pero ello en vez de paralizar su percepción la agudiza, lo que da como resultado un texto de viajes extraordinariamente perspicaz y enormemente evocador.