A Serena no le falta nada para ser feliz: tiene veinticinco años, se acerca una graduación, una familia que la ama, una casa que era de su abuelo paterno y donde pronto podrá vivir. Todo puede suceder en su vida, pero no sucede. Tal vez porque aún no sabe lo que quiere, cuál es el sueño que debe perseguir, qué tipo de mujer es. O tal vez porque se siente fuera de lugar e inapropiado en todas partes. Y así, mientras permanece en este limbo y espera la iluminación, trabaja como camarera en el Quiosco, donde todas las noches se reúnen todas las categorías humanas de Milán, que beben y se ríen y se divierten como si no hubieran hecho nada para siempre. Pero en medio de ellos, el miedo a ser invisible, o simplemente "sin interés", se vuelve aún mayor. Hasta la reunión con Leo, un cliente del Quiosco, traerá una fuerte confirmación, a veces es detrás de las sonrisas que esconde el dolor, y al mismo tiempo, la conciencia de que no es necesario mirar lejos para encontrar personas dispuestas a llevarnos como estamos, incluso cuando todavía no somos nada. Y así, Serena dejará de observar y comenzará a elegir.
