Es una canción de los jazzistas. Todos los conocen. Cualquiera puede interpretarlo pero se arriesga con ello a medirse con las versiones memorables de los grandes. Hay una osadía en su uso. Como la hay en frecuentar en poesía eso que nos pasa a todos. Todos hemos probado la nostalgia que detona un repentino cambio de luz, de la de clima, en un día como otro.