Te me moriste narra la muerte del padre. Del padre amado al que ha vencido la enfermedad. En esta historia el lector va descubriendo un narrador que regresa a la casa paterna para encontrarse con los recuerdos. Con la herrumbre de las puertas, con el jardín de la casa, con las flores. El lector va adentrándose en la memoria de este narrador y va entendiendo el dolor, la tristeza y la soledad de la muerte. Va enterándose de la importancia de la biografía, de las huellas que deja vivir. De la importancia de las pequeñas historias de la vida cotidiana, de la que están hechos los recuerdos y los relatos. En Antídoto hay dos voces. La de una mujer que recuerda los momentos de felicidad que compartió con su madre, que ha muerto. Y la de un hombre que también recuerda y que ha perdido a su padre. Dos historias de orfandad que terminan en una: la de ellos dos, el hombre y la mujer que al parecer sólo se tienen el uno al otro.
