Este libro indaga las formas en que, durante la última década (2003-2015) se ha modelado, tensionado y disputado el uso residencial de los sectores populares en las centralidades metropolitanas. Conjuntos habitacionales financiados con fondos públicos bajo distintos agentes ejecutores (empresas convencionales o cooperativas autogestionarias) expansión de villas, procesos de inquilinización formal e informal manifiestan la trama de esa disputa desigual.