A partir de las cuestiones que la pasión plantea a la teoría analítica, Nicolle Crees-Rosen reabre la reflexión sobre un punto que ha permanecido con el estatuto de tabú en la historia del psicoanálisis. El encuentro entre Sigmund Freud, el "padre" del psicoanálisis, y a Carl-Gustav Jung -de quien quiso en vano hacer su heredero entre 1907 y 1913no se presenta en el modelo habitual como la historia de una traición, sino como el encuentro fallido entre dos formas de pasiones irreductibles. La pasión amorosa que Sabina Spielrein sintió por Jung durante el mismo período viene a echar luz sobre esta relación entre hombres: la interpretación freudiana en términos de "complejo paterno" no basta dar cuenta de la misma.
En esta ocasión se enfrentan dos concepciones opuestas del psicoanálisis, y la ruptura entre los dos hombres culmina en su exclusión mutua. Este libro trata de abrir un diálogo entre dos posiciones que jamás se han encontrado más que bajo la modalidad del odio o del malentendido
