No es jirafa ni caballo ni cebra, aunque tiene cuatro patas, rayas y una cola. Nadie parece reconocerlo ni saber su nombre, pero pronto encontrará su lugar en el mundo. Una historia llena de ternura —ilustrada por el premiado Rafael Yockteng— en la que descubriremos que cada uno tiene sus formas y que es importante no olvidarlo.