Estamos acostumbrados a sentirnos desterrados del Paraíso, pero ¿qué pasa cuando nos sorprendemos desterrados en el Paraíso? ¿Cuando se nos ofrece a manos llenas una belleza y una ilusión de felicidad que no sabemos aceptar?
Río de Janeiro es un lugar y una idea. Encarna para muchos, desde hace mucho, una imagen y un deseo; precipita y renueva una fantasía antigua como la humanidad. Tiene su sitio en el mapamundi imaginario donde figuran Jauja, Shangri-La, Xanadú, El Dorado. En suma, el paraíso terrenal, la cidade maravilhosa donde reinan la belleza, el sol y la voluptuosidad de los cuerpos, la alegría de un Carnaval perpetuo.