Franklin había querido una mascota desde que era muy pequeño, pero sus padres aún no se lo habían permitido. Un día decidió preguntarles nuevamente y ellos dijeron que lo pensarían. Pasaron varios días y Franklin se impacientaba por su mascota nueva. Cuando por fin vieron que él estaba listo para cuidar de una mascota, lo llevaron a escogerla. Este cuento le muestra a los niños que antes de pedir, debemos merecer y estar dispuestos a cuidar las cosas que queremos.