Farocki dejó claramente asentado su escepticismo ante la pretensión del cine y la fotografía de servir como medio efectivo y/o afectivo de toma de conciencia. En un eco porbablemente no pensado de la triada con la que Gorgias desafió en el siglo V a. C. el saber filosófico de milenios. El objetivo de ese análisis era la ilusción liberal que aspira a definirlo político en el arte como un proyecto de empatía.