Alucinante, imaginativa y profunda; esta breve novela resulta también esplendorosa. A lo largo de un argumento fantástico en el que saltan y vuelan pantuflas con suelas que llevan millares de pulgas; tele-sapillos que se comunican telegráficamente con su rey, el gran Chilabaco; el rey sapo que abre su corazón al hombre que lo tenía todo todo todo. Precisamente a él, que respiraba con dos grandes imanes escondidos en su espalda y era capaz de atraer todo el oro del mundo.